Charles Perrault (1628-1703)
Nació el 12 de enero de 1628 en París, fue uno de los siete hijos que tuvieron
Pierre Perrault y Paquette Lecler. Su familia pertenece a la burguesía acomodada, por lo
que desde niño fue a las mejores escuelas del país. Estudió en el colegio Beauvais de
París donde se aficionó a la literatura. En 1643 comienza a estudiar Derecho, siguiendo
así los pasos de su padre, abogado del Parlamento de París. Ejerció la abogacía durante
algún tiempo pero a partir de 1683 se entregó a la literatura. A lo largo de su vida
Perrault se casó y tuvo cuatro hijos, en lo profesional llegó a ser miembro de la
Academia Francesa y también bibliotecario.
Durante el siglo XVII en Francia, la clase acomodada tenía por costumbre
reunirse en las casas y celebrar pequeñas tertulias en las que cada uno hacia algo
especial, unos cantaban, otros bailan, recitaban… Charles Perrault era asiduo a estas
reuniones y en ellas recitaba los cuentos que había escuchado a los sirvientes de su casa.
Sus historias eran todo un éxito entre la clase acomodada, así que sus amigos le
insistieron para que las publicara, y así en 1697, con cincuenta y cinco años, publicó
“Cuentos de Mamá Oca”, un compendio de historias entre las que están: “Pulgarcito”,
“La bella durmiente del bosque”, “Caperucita Roja”, “Barba Azul”… Además de
cuentos escribió obras en verso, entre las que destacan: “Griselda” (1691), “Los deseos
ridículos” (1693) y “Piel de Burro” (1694).
Los cuentos de Perrault gustaron mucho, pero ni él mismo imaginaba que sus
obras tendrían tal relevancia, siendo traducidas a varios idiomas y llevadas al cine o al
teatro. La traducción más temprana de una de sus obras fue realizada en 1729 por
Robert Sambre, que tradujo la obra al inglés.
Los cuentos de Charles Perrault. CUENTOS DE MAMÁ OCA
Los tres primeros cuentos de Perrault son relatos en verso. En 1965 se publicaron
sus primeros cuentos bajo el título de “Cuentos de Mamá Oca” en los que se incluía:
“La bella durmiente del bosque”, Caperucita Roja”, “Barba azul”, “El gato con botas” y
“Las hadas”.
En el momento en el que fueron escritos tenían un doble destinatario, por un lado las
personas de la corte de Versalles, donde los cuentos de Perrault eran muy conocidos, y
por otro lado los niños. En algunos cuentos aparecen dos moralejas, una para los niños a
los que trata de dar enseñanzas sobre la vida y otra para los adultos, escritos de forma
más irónica. Es el caso del cuento de la Cenicienta, en el que se recogen de forma
explícita, tras acabar el cuento, las siguientes moralejas:
Moraleja 1: es una moraleja destinada al público infantil en la que se habla de la
bondad y la gentileza como valores que se deben alcanzar en la vida, pero utiliza para
ello un lenguaje de uso cotidiano y de fácil comprensión mencionando además a las
hadas y sus enseñanzas y lecciones.
En la mujer rico tesoro es la belleza,
el placer de admirarla no se acaba jamás;
pero la bondad, la gentileza
la superan y valen mucho más.
Es lo que a Cenicienta el hada concedió
a través de enseñanzas y lecciones
tanto que al final a ser reina llegó
(Según dice este cuento con sus moralizaciones).
Bellas, ya lo sabéis: más que andar bien peinadas
os vale, en el afán de ganar corazones
que como virtudes os concedan las hadas
bondad y gentileza, los más preciados dones.
Moraleja 2: es la destinada al público adulto, se utiliza un lenguaje más complejo que
en el caso anterior y está escrita de forma irónica, dejando clara la idea de que para
conseguir destacar es necesario tener un padrino o madrina.
Sin duda es de gran conveniencia
nacer con mucha inteligencia,
coraje, alcurnia, buen sentido
y otros talentos parecidos,
Que el cielo da con indulgencia;
pero con ellos nada a de sacar
en su avance por las rutas del destino
quien, para hacerlos destacar,
no tenga una madrina o un padrino.
Las fuentes de sus cuentos son populares, ya que el autor escuchaba los cuentos de
su criada.
Perrault es bastante sobrio a la hora de escribir, hay pocos personajes fantásticos,
tanto animales como personas. Introduce como elemento novedoso la varita mágica. Las
descripciones de ambientes y situaciones son muy abundantes. En sus obras retrataba
las clases sociales de su época, por ejemplo:
- La clase alta se representa en obras como “Cenicienta” ( el príncipe, los
bailes de palacio…) o en “Pulgarcito” ( representando el ogro a un alto
burgués)
- Los burgueses: se representan por ejemplo en la figura de “Caperucita Roja”,
una niña que vive en su casa del bosque.
- Los campesinos también son representados en obras como “Pulgarcito”.
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